Pura palabra sin sentido

Leíamos un texto para un exámen; pestañe un par de veces, bastante aburrido. Prefería pensar en otras cosas que prestarle atención a lo que decía.

Evidentemente estoy leyendo obligado, no es que el texto no diga nada, o que no se pueda sacar algo bueno de el, simplemente me aburre, no me presenta inquietudes, no implica un movimiento en mí que me haga prestarle interés.

¿Cuantas veces nos pasa esto? No es necesario que seamos estudiantes de nivel terciario, ni aún de nivel secundario. ¿Cuántas veces nos pasa de leer algo que realmente aburre? ¿Por qué aburre?

Una compañera llegó a nuestra mesa, diciendo que disfrutaramos de la lectura, tal vez ella encontró algún sentido en esas palabras. ¿Y como es eso del sentido de las palabras? ¿Sentido para quien o por qué?

Justo el texto estaba manejando un par de ideas que ahora puedo rescatar, es la diferencia entre una idea concepto, y una idea juicio. En pocas palabras, la primera es un concepto abstracto sin historia, el segundo cobra sentido en un juicio, en una afirmación. ¿Afirmación de qué?, en este caso del mundo, a la vida de otros o la nuestra propia; según este texto (el autor es Ardao) solo se puede hacer historia de las ideas en tanto componen jucios, o sea en tanto afirman algo del mundo.

Aburre leer algo que no habla de nosotros o de algo cercano, aburre aquello que no tiene sentido, aquello que no podemos componerlo en juicios. Por ello muchos cursos de filosofía, terminan siendo aburridos para los estudiantes de secundaria, porque las ideas que ahí se trabajan, a veces es imposible llevarlas a nuestra vida.

Esto no significa que todo se deba reducir a "nuestra vida", significa que debe tener sentido para nosotrxs, que debe poder plantearnos o re plantearnos algún problema, que nos ayude a pensar y crecer.

Eso si, no confundamos sentido, con utilidad. Hay que evitar esa tendencia a creer que solo debe interesar lo útil, lo que nos sirve para algo. Para poner un ejemplo, el otro día una compañera me contó: "Un alumno me preguntó: ¿Para que me sirve estudiar todo esto?, y yo contesté: para que abras un poco esa cabeza que de paso no te vendría mal".
Y si, abrir la cabeza no nos vendría nada mal a más de uno, pero solo abre la cabeza, lo que realmente nos coloca frente a un problema; si coloca a lo cotidiano en estado de problema , y esto solo si es un problema para nosotrxs, si realmente lo es.
Por ello la idea para que tenga historia y sentido, debe componer una afirmación o una negación, debe afirmar o negar algo en nuestro mundo.

He comprobado que la mejor manera, de que alguien entienda, que la ley de caducidad tendría que haberse anulado, es poniendo en juego las vivencias, los cuerpos que han sido marcados, las vidas, las pequeñas historias que hay ahí en el mundo. De nada sirve hablar de la declaración de derechos humanos, o de conceptos abstractos de libertad y justicia, estos conceptos solo cobran sentido, cuando afirman la vida de juan, la muerte de Nibia, el secuestro de Martin, la muerte de Zelmar; el llanto de un amigo, de una amiga, de un padre, o el cuerpo torturado de un vecino.

El sentido no está en lo útil, el sentido está en nuestrxs cuerpos, y en el cuerpo de lxs demás; el sentido está en el mundo, pero no en un mundo aparte de nosotrxs, porque nosotrxs estamos en el mundo; formando una unidad (mundo-humano-sentido) de la que tanto hablan algunos filósofos.

Me aburre el texto, porque más allá de lo que escribo aquí, no tiene sentido para mí, lo leo obligado porque debo responder preguntas en una mesa de exámen; es útil porque me permitirá salvar el exámen, pero no es interesante, o al menos yo no logro encontrarle el sentido. Tal vez no se lo encuentro porque me falta cabeza, pero no puede interesarme algo que no genera un problema en mí.

Estoy aburrido de las ideas abstractas, de los conceptos aislados en páginas derruidas por el tiempo, estoy cansado de leer sin un sentido.

Este año di un curso bastante aburrido en secundaria, me di cuenta que los problemas que plantee, eran problemas pero solo para mí, para un estudiante de 16 años no es un problema que Descartes hablara de dos sustancias, de un genio maligno, o de una cera que no sabe bien como fundamentar que cambia. Así es como ellxs prepararán su examen durmiendose arriba de los textos, deseando sacarse de encima todo ese montón de pelotudeces que a veces dicen los filósofos.

Pero hubo un final feliz, estaba repasando Hume, y desde el filósofo llegue a hablar de la tortura, de los desaparecidos, y a más de uno que estaba de acuerdo con que no se anulara la ley, le cambió un poco la cabeza. No importa si no saben que es un modus tollens, me quedo contento que además de saber algunas cosas, ahora son un poco más solidarios, realmente estoy orgulloso de ver soliraridad en ese grupo de personas.

Tal vez ellxs no lleguen a leer esto, pero realmente quedé muy contento con este grupo, más allá de que se llevaron pila de materias, que tienen problemas de conducta, y que no entendieron muy bien lo que intenté explicarles, son humanos brillantes, y me llevo de este mi primer grupo un lindo recuerdo.

Espero que algún día podamos abandonar esa pretensión pelotuda de enseñar cosas pensando en su utilidad...

Espero que algún día no tenga que usar de almohada libros enteros, ni obligar a nadie que lo tenga que hacer...

Hay textos que nos hacen crecer, hay carne que se vuelve verbo, y vicecersa, Hay palabras que nos invaden, hay ideas que nos resignifican y las resignificamos...

Y por ahí también hay pura palabra sin sentido...


Joaquín Hernández
6 de noviembre 2009

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